jueves, 18 de marzo de 2010

Adorada Anabel

Os dejo un mini relato, espero que os guste:

“Anabel se sentó a mi lado, en el banco, al lado de las camelias. Su vestido estampado de flores le daba un aspecto alegre, juvenil, esa frescura y lozanía que tanto me gusta de ella. Siento su perfume dulce, embriagador, el perfume de nuestro hogar. Porque ella es mi hogar, mi vida, mi todo. Lentamente apoyo mi cabeza sobre su hombro y ella juega con sus dedos enroscados en mi pelo. El sol matinal de primavera calienta nuestra piel y una suave brisa impresiona mi pituitaria con al olor de las camelias.
Miro sus ojos pardos, tan luminosos y tan amados y ella no dice nada. Su mirada se pierde en un infinito cielo azul, lleno de calma, de paz.
Mi cabeza va bajando hasta que la recuesto en su regazo. Siento tanta felicidad que me gustaría estar así para siempre. Vivir así para siempre.
Es rara esta sensación, mi cuerpo está muriendo en una fría cama de hospital y soy feliz. No entiendo porqué mis hijos lloran. Los veo, pero no los entiendo. Por fin me encuentro con su madre. ¿Anabel, porqué me dejaste hace tanto tiempo? Ella no contesta, tan sólo acaricia mi pelo. De repente oigo un pitido agudo, de máquina hospitalaria. Anabel me besa en los labios, ¡Me siento tan feliz! Estoy en paz. De repente una máquina se para, mi cuerpo deja de respirar.”

Ana Escudero

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